En vísperas de los Juegos Olímpicos de París 2024, varias familias se han puesto en contacto con la CCIE porque han sido víctimas de registros abusivos realizados con el pretexto de medidas preventivas. Estas intervenciones, marcadas por una violencia sin precedentes y una islamofobia flagrante, han dejado a las víctimas y a sus hijos conmocionados y en busca de justicia.
Los informes que ha recibido la CCIE describen escenas en las que la policía irrumpe en las casas, derribando puertas y paredes, a pesar de los intentos de los residentes de cooperar pacíficamente. Un reclamante declaró: «Les dije que iba a abrir la puerta, pero me dijeron que tenían que seguir el procedimiento y que tenían que echar la puerta abajo «. Los registros se llevaron a cabo con brutalidad, esposando a los afectados y confiscando sus teléfonos y ordenadores. El análisis de estos últimos no reveló ninguna actividad sospechosa.
Según el Ministerio del Interior, estas acciones estaban justificadas por la necesidad de controlar a las personas incluidas en la lista S antes de los Juegos Olímpicos, pero degeneraron en violencia física y verbal, exacerbando el sentimiento de inseguridad de las familias. Otro informe enviado al CCIE destaca la evidente islamofobia de los agentes: «Los policías no dudaron en mostrar su islamofobia abriendo libros religiosos y señalándome versículos del Corán fuera de contexto, diciéndome que los musulmanes son intrínsecamente peligrosos porque todos los actos están justificados por este libro «.
Los residentes tienen ahora casas dañadas y puertas que no cierran. Estas redadas no sólo han dejado lesiones físicas, sino también profundos traumas psicológicos.